Prácticamente el 100% de los productores importantes de tilapia en Sudamérica se dedican a los cultivos tradicionales intensivos en sistemas de jaulas flotantes en cuerpos de agua y en sistemas semi intensivos en estanques de extensas áreas en tierra. Ambos métodos les proporcionan ventajas competitivas importantes a los productores debido a los costos menores en comparación con las técnicas de cultivo modernas, como lo son el RAS y el Biofloc. Si bien los antecedentes previos sobre el uso de estas nuevas tecnologías advierten a los productores que el éxito es difícil de alcanzar, es interesante conocer las reales ventajas y desventajas de cada una, y derribar mitos. No es casualidad que las grandes potencias estén apostando cada vez más a producir en sistemas cerrados.
El cultivo tradicional en jaulas o en tierra es la técnica más utilizada alrededor del mundo para la producción intensiva y semi intensiva de tilapia debido a su sencillez y bajo costo. En el primer caso la inversión en infraestructura no es muy alta y muchos productores reciclan materiales de otras actividades (redes de pesca para las jaulas por ejemplo), mientras que en el cultivo en tierra se necesita una retroexcavadora para el movimiento de terreno y agua suficiente para llenar los estanques. El manejo no es complejo, y aunque no es raro la presencia de alimentadores semiautomáticos en las granjas, se utiliza poca tecnología. La relación costo/beneficio está sin lugar a dudas a favor de esta técnica.
El biofloc nació como una necesidad y una solución para los productores que no contaban con agua suficiente para desarrollar actividades intensivas de acuicultura. Las primeras experiencias se llevaron a cabo con camarón en las etapas larvarias, y no tardó mucho hasta ser aplicada con éxito al cultivo de tilapia. Consiste básicamente en recuperar y transformar los desechos del metabolismo de los peces en los estanques (amonio, alimento no consumido, CO2), en nutrientes reutilizables por colonias de fitoplancton. De esta manera, se crea un ecosistema dentro de cada unidad de producción, en donde bacterias nitrificantes transforman el amonio en nitratos para las microalgas, que a su vez sirven de alimento para el zooplancton. Estas colonias planctónicas son consumidas por las tilapias que tienen la capacidad de filtrar el alimento del agua con sus branquias, hasta un tamaño cercano a los 300 gramos. El costo operativo del biofloc está dado por una constante aireación y por la adición diaria de fuentes de carbono para proporcionar la energía necesaria a las bacterias que participan en el proceso. Los recambios de agua no son tan necesarios y en ocasiones no se realizan por varios ciclos productivos. Las ventajas de esta técnica están en la disminución de costos de alimento, en la mayor densidad de cultivo en comparación con el cultivo tradicional, y en el aprovechamiento del agua.
El cultivo en RAS es sin dudas el que requiere de mayor inversión, ya que se debe construir, además de las unidades de cultivo (que suelen ser circulares o rectangulares), una planta de tratamiento de aguas que permita reciclar y reutilizar el recurso. La planta cuenta con bombeo constante, filtración mecánica, filtración biológica, desgasificación, oxigenación, esterilización o desinfección y tratamiento de lodos. El RAS nace como una solución al problema de no contar con suficiente agua para la producción super intensiva, a la necesidad de tener control sobre todos los factores ambientales que afectan la producción de tilapia y a la imperante y urgente concientización por el cuidado del medio ambiente y de los recursos hídricos.
Claramente la gran desventaja con la que cuenta el RAS por debajo de las otras técnicas de cultivo, es la elevada inversión inicial y los altos costo de operación y mantenimiento. Sin embargo, las ventajas son determinantes, por ejemplo, en un sistema cerrado, las densidades son muy superiores a las de jaulas y estanques en tierra, en donde se las cargas son de 25-30kg/m3 como máximo, mientras que en un RAS se puede superar cargas de 100 Kg/m3, permitiendo optimizar el área de producción. En los sistemas de recirculación es posible mantener todas las variables bajo control, pudiendo programar cosechas según la necesidad de los mercados evitando los problemas climáticos o estacionales. Otra ventaja competitiva de los RAS es que al mantener el agua en excelentes condiciones y un welfare animal óptimo, es posible obtener una tilapia de calidad superior, 100% trazable y con el sabor típico del pescado de aguas limpias, a diferencia del producto que ha sido cultivado en contacto con el barro, el sedimento o en un medio con exceso de algas verdes, cuyo sabor puede ser no tan agradable para el consumidor final.
Sin lugar a dudas que los sistemas innovadores, como el RAS, deben seguir siendo estudiados y optimizados para poder proveer una producción de tilapia limpia, sustentable y constante. En Colombia (líder exportador de tilapia en Estados Unidos), se han llevado a cabo proyectos pilotos de cultivo RAS con gran éxito, que han ayudado principalmente a la formación de personal técnico y profesional. Tal es el interés por la tecnología RAS en este país, que existe un proyecto en marcha que involucra capitales de una de las empresas más importantes de Asia y el mundo, que junto con tecnología danesa, planean producir cerca de 6.000 toneladas de filete de tilapia negra calidad Premium para el mercado internacional. Pronto sabremos más al respecto.